No es fácil saciar mis caprichos ni soportar mis manías. Tampoco resulta sencillo entenderme, ni sorprenderme, ni mucho menos hacerme feliz. Sonrío de vez en cuando, miro mal, me fijo en todo y saco defectos de lo más mínimo. Me altero, grito, saco de quicio...entiendo si te quieres ir.